lunes, 25 de febrero de 2013

El peor enemigo

Hay varios enemigos en kendo. Limitaciones físicas, mentales, el tiempo (más bien su falta), las relaciones afectivas que no comparten la actividad, el dinero... hay muchas que casi sería imposible enumerarlas todas. Para mí una de ellas es la peor: el EGO, y lo pongo en mayúsculas.
¿Que es lo que dice la RAE sobre el ego? ahí va:
 
ego.

(Del lat. ego, yo).

1. m. Psicol. En el psicoanálisis de Freud, instancia psíquica que se reconoce como yo, parcialmente consciente, que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superyó y la realidad del mundo exterior.

2. m. coloq. Exceso de autoestima.
 
Como podéis ver ha sido un copia-pega intencionado para no modificar nada.
Sin entrar en el campo del psicoanálisis me voy a quedar con la segunda acepción, la de "Exceso de autoestima". Y es que amigos, el exceso es tan peligroso como la carencia. El creer que "yo no puedo hacer eso" desde el punto de vista docente, es más subsanable que el "yo ya se hacer eso". Asi que, no nos equivoquemos, en este arte, como en cualquiera, se busca la perfección y no está disponible a prácticamente nadie. Que salga mejor o peor depende de las veces que lo repitas, unos necesitarán 100 y otros 1000, pero todos conseguirán hacerlo. Lo malo es, que el que necesita 1000 con solo 100 veces hecho (a veces solo 10 o incluso 1) ya piensa que ha alcanzado la excelencia. Pues no, la excelencia está muy lejos, en valores negativos incluso si se mantiene esa actitud.
¿Como reconoceríamos a una persona de este tipo en kendo?, es fácil, todos nos hemos encontrado a alguno en alguna ocasión. No acepta las críticas, todo lo que hace mal es culpa del otro, no se siente valorado, actitud condescendiente hacia sus compañeros o incluso sus sempais, hay muchísimos factores que seremos capaz de discernir en personas de gran ego.
El caso es que este artículo trata sobre el gran peso que supone un ego desmedido. A mayor ego menor avance y en el kendo como en la vida, todo es seguir adelante.
Cuanto mejor creamos que lo estamos haciendo, más lejos estaremos de la excelencia. Creo que cuanto mejor nos "salga" más tendremos que practicarlo, porque si lo hemos hecho parecido a lo que nos enseñan, seguro que solo hemos descorrido la cortina de una basta habitación del tesoro. Quedarse solo con la calderilla nos hará ser pobres de por vida y por muy mendigo que sea el que nos da una moneda, servirá para enriquecernos en este mundo del kendo.
Un maestro (no recuerdo bien quien fué ahora mismo) nos dijo que todos los que practicaban con él eran sus maestros. Este sensei era 8º dan y no solo practica con otros octavos danes y mucho menos con novenos. Creo que esta es una de las mejores lecciones de humildad que se pueden recibir y solo los que tienen ese ego atronador en su cabeza no serán capaces nunca de oirlo y se quedarán en su pequeño oasis en vez de avanzar al tremendo vergel que espera al final del camino.
 
Se que en el zen tratan este tema de forma más profunda y más sabia. Esta es la visión pobre y mundana de un kendoka de fortuna.

jueves, 7 de febrero de 2013

Volver a empezar

Es curioso lo fácil que se nos olvidan las cosas. Desde las llaves hasta la ropa en la lavadora. El ritmo de vida que llevamos nos obliga a hacerlo todo deprisa y corriendo y buscamos la manera fácil y rápida de hacerlo todo.

En kendo pasa muy a menudo y es que resulta que es un mundo muy extenso donde, habiendo solo 4 ataques válidos, todo lo que los rodea es una infinidad. ¿Es fácil recordarlos? pues en realidad, si. Repasemos el chudan no kamae. Pies paralelos a la altura de las caderas, pierna izquierda recta, pierna derecha no bloqueada, dedo gordo del pie izquierdo a la altura del talón derecho, cadera hacia adelante (cosa sencilla de conseguir si mantenemos los pies paralelos), esto con respecto al tren inferior. Sobre el tren superior: espalda recta, hombros relajados, manos sobre el shinai agarrando fuerte con el meñique y el anular y el resto de dedos firmes pero no tensos. La punta del shinai proyectada hacia el tsuki mune del contrario y la mirada hacia adelante a los ojos del contrario pero sin fijarnos en ellos.
Sencillo ¿verdad?. Pues después de algún tiempo todo esto se olvida y empezamos a tener posturas raras, pies a las tres menos cuarto, pierna izquierda doblada, la punta del shinai sin un objetivo claro... y es que a todos se nos olvidan las cosas. Cuando se te olvidan las llaves, tienes que volver a por ellas y la ropa, tienes que ir a tenderla.

Asi que, hay que repasar esas cosas que hace "tanto" nos dijeron que teníamos que hacer bien para poder evolucionar en esto. Cuando algo no nos sale y buscamos motivos enrevesados, solo tenemos que  volver al principio y es más que probable que encontremos la solución a nuestro problema.

Y es que amigos, bien acaba lo que bien empieza.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Bienvenidos

Bueno, después de un primer intento de blog hace unos años y ahora que parece que más gente a mi alrededor se dedica a escribir sobre esto, yo no quería ser menos.

Con este blog no pretendo dar una visión única e inmodificable del kendo sino todo lo contrario. Viendo el blog anterior, me dí cuenta como ha ido cambiando mi visión de este mundo y eso se demuestra en el cambio de nombre. El primer "La vie in bleu" era eso, una visión idílica de lo que estaba viviendo en aquella primera época, poco después de la fase chandalera y que tras dedicarle muchas horas se ha transformado en una "Escuela de vida".

En la cabecera de mi dojo, a la vista de todos pone: ESCUELA DE KENDO. Pues eso, como dice una compañera en su propio blog, ¿que haces qué?. Los que entran conociendo algo de este arte marcial pronto se dan cuenta de que hay algo más aparte de tio/as dándose palos en la cabeza y eso es (ahora estáis pensando que voy a poner algo filosófico y trascendental, pues no) CAÑAS. Después de entrenar la gente se va a compartir un trocito de su vida con los compañeros de práctica. No hay nada como pelearse para estar unidos (los que se pelean se desean) y no es tanto por el hecho de sacudirse allá donde buenamente puedes sino porque el hombre tiene tendencia a arrimarse a sus compañeros de desgracias y penurias.
Porque en contra del anterior "La vie in bleu" este no es un camino de rosas, y si lo es, os aseguro que tienen espinas.

Es por lo tanto este camino del kendo muy similar a la vida misma, un camino complicado, no siempre plano, con sus terribles cuestas, rocas imprevistas que te hacen tropezar y pocos momentos para disfrutar del paisaje. ¿Y son bonitos esos paisajes? pues hombre... son más bonitos cuanto más has sufrido. ¿Pero esto quién lo practica, masoquistas? pues un poco, no nos engañemos. Entonces... ¿por qué practicar kendo?, buena pregunta, la verdad es que con lo dicho anteriormente no le doy buena propanganda a esto. Pues os daré una razón para practicarlo que es por la que me he dado cuenta que yo estoy aqui:
Ayuda a ser mejor persona, al menos a estar más contento con uno mismo. Lo que sufres en el dojo te hace conocer como reaccionas ante ese sufrimiento. La presión, el cansancio, las lesiones, pero también los triunfos y metas te abren un mundo desconocido a uno mismo. A tomar decisiones y no arrepentirte, a adaptarte al momento, a aumentar la determinación con la decisión tomada... en fin, una amplia gama de factores que se repiten al final en nuestra vida cotidiana.

Por eso el kendo es una "Escuela de vida", un pequeño escenario o campo de pruebas para nuestro dia a dia. Lo que mejoremos en el dojo lo mejoraremos en el trabajo, familia, pareja, amigos y viceversa.

Y para terminar quería daros (como diría Radio Futura) la bienvenida a esta Escuela de calor, porque os vais a dar cuenta de lo que cuesta la Fama.

Os prometo que las siguientes entradas serán menos aburridas y algo más prácticas.

Un saludo a todos.